Un día, un anciano y su nieto fueron al campo a coger moras
para merendar y hacer pasteles, el lugar estaba rodeado de arboles, era un
claro inmenso, cercado por espinos y zarzamoras. Allí;
- ¡Vamos a coger todas abuelo!. - Dijo el niño con énfasis.
- Solo las oscuras, las rojas están aun sin hacer, mira, prueba una ya verás cómo
esta dura y acida.
- ¡Puagh! ¡Qué mala esta! ¡Pues cojamos todas las negras!
- No hijo coge solo aquellas a las que llegues, y tampoco deberías de coger
todas creo yo.- Dijo el abuelo con un gesto de preocupación.
- ¿Por qué abu?
- Porque imagínate, si viene un amigo tuyo a por moras con su abuelito o sus
papas, no va a encontrar ninguna porque te las habrás llevado tu, y si dejas
muy pocas, seguramente se las coman los pájaros. Hay que coger las que te vayas
a comer entre hoy y mañana, si coges de mas, se estropearan hijo, además todos
tenemos derecho a probarlas.
- El niño sonrió y dijo; - ¡ah claro! seguro que ya ha venido alguien a por
moras y nos ha dejado para coger nosotros eh abuelo, pero… hay que coger alguna
para llevar a mama y a papa.
- Claro hijo, claro.- Respondió el abuelo con una sonrisa en el rostro.
Y así se pasaron la tarde, luego merendaron moras con azúcar, muy
recomendables.
“Una persona sola quizá pueda autoabastecerse y mucho le costara autoabastecer
a alguien mas… pero diez, autoabastecen
otras diez si trabajan en conjunto. No te dejes engañar, podemos llegar a ser
autosuficientes, hay sitio tierra y agua para todos”.